Viajes adaptados

Con el espíritu de un viajero sin límites cualquier persona con cualquier capacidad diferente ya sea temporal o crónica sueña con «hacer las cosas que cualquier turista haría».

Y aquí aparecen una lista de definiciones que se vuelven necesarias para evitar caer en la discriminación -moneda constante y sonante- y en el turismo “exclusivo”, que es que ninguno de nosotros quiere hacer o sufrir.

La primer definición necesaria debe colocarte en uno de los dos grupos en que nos podemos agrupar quienes viajamos: turistas y viajeros; siendo los primeros los que se mueven en manadas cumpliendo horarios y tareas asignadas por planillas con objetivos fotográficos predefinidos, en tanto que los segundos son quienes se sienten más libres de planear dónde y qué hacer -entre muchos otros detalles-.

Como ves, esta primer división nos permite ver con claridad que una persona con capacidades diferentes, difícilmente pueda ser un «turista tipo», pues la actividades planeadas para ellos implica andar de corridas, subir escaleras, montar un bus y gatillar todo lo que cruce delante del objetivo de la cámara de fotos a 40 km por hora que es la velocidad máxima permitida para estos buses turísticos.

Ahora que sabes que eres viajero, por elección o destino, enumeraremos las ventajas de serlo: planes abiertos, libertad para elegir sitios, compañía, tiempos, costos y actividades para tí y tu grupo en virtud de sus capacidades «no estandarizadas».

Ya sea que tengas una bota de yeso, te movilices en silla de ruedas, o tengas niños pequeños, quizás hacer canopy no sea el mejor plan y lo ideal sea seleccionar otra propuesta más “inclusiva” para no acabar siendo quien sostiene los abrigos o toma fotografías con diferentes cámaras mientras otros vuelan colgados de un cable con una gran sonrisa en los labios.

Así es que no permitas que las agencias de viaje quieran venderte un paquete donde no tienes certezas de pasarla bien o al menos de saber que se respetarán tus diferencias y limitaciones. Ten cuidado con las ofertas de “viajes adaptados” y averigua el detalle de tales adaptaciones.

Recuerda que nadie te conoce mejor que tú mismo y tus amigos por lo que siempre será mejor recoger información y recomendaciones entre personas que han visitado tal destino o hecho esa excursión para que te respondan con honestidad si se adapta a tus gustos y posibilidades o no.

Si eres «diferente» -al común de los turistas- no eres un turista y probablemente, tampoco quieras serlo

Artículo | Brenda Zaniuk