la Plaza Roja de Moscú
La Plaza Roja de Moscú es uno de los lugares más conocidos y visitados del mundo. Al oír palabras como «Rusia» o «Comunismo» automáticamente todos pensamos en las cúpulas de la Catedral de San Basilio, en el Museo Estatal de Historia o en las torres del Kremlin. Pese a ello, es difícil encontrar información sobre la plaza en cuanto a accesibilidad se refiere, y desde Viajeros Sin Límite queremos dar respuestas con este artículo.
[cetsEmbedGmap src=http://maps.google.es/maps/ms?msid=211641383925363090350.0004b188c2b4eeb06e544&msa=0&ll=55.656672,37.63092&spn=0.569433,1.82785 width=620 height=200 marginwidth=0 marginheight=0 frameborder=0 scrolling=no]
Pero antes de eso, hay que contextualizar el lugar. La Plaza Roja es el principio y el fin de Moscú, de Rusia y, acaso, de una forma de entender la vida. Está en el centro de la ciudad y a partir de ella salen todas las calles y carreteras del país. Es de origen medieval, y aunque su colorado nombre no tiene nada que ver con el comunismo es fácil la asociación entre el lugar y Lenin, Stalin y compañía. En la memoria colectiva mundial están los tremendos desfiles militares con los que el antiguo bloque soviético se proyectaba al mundo y que hoy, de vez en cuando, emula el gobierno ruso.
Llegar a la Plaza Roja es muy sencillo, ya que es la principal referencia de Moscú. Muchas líneas de autobús y de Metro llevan a ella, aunque ninguno de estos medios son accesibles: no hay rampas, ascensores ni ninguna medida que pueda hacer fácil el viaje a personas con movilidad reducida. Por tanto, la mejor manera de llegar es en vehículo propio o, en todo caso, en taxi. El acceso se puede hacer desde distintos puntos, aunque los más frecuentes son por la cara sureste (por detrás de la Catedral de San Basilio) o por la noroeste (bordeando el Museo Estatal de Historia).
En cualquier caso, 333 metros de largo por 70 de ancho dan mucho de si. Es imposible hablar de toda la plaza en una única semana, así que vamos a poner el foco de la accesibilidad desde tres perspectivas: un panorama general de la zona, edificios adaptados y edificios llenos de barreras.
A nivel general, se podría decir que la Plaza Roja (entendida como espacio entre varios edificios) es accesible. Para llegar a ella no hay ninguna escalera y su interior es fácil de recorrer en silla de ruedas. Pasear dejando las murallas del Kremlin a un lado, ver como el sol hace brillar las cúpulas de San Basilio o dejarse embelesar por el sonido de la catedral de Kazán son experiencias casi extrasensoriales. Es un lugar mágico, que deja boquiabierto y por el cual el viajero se puede mover sin encontrar ninguna barrera.
No obstante, el interior de los edificios es muy distinto. Únicamente hay uno que se pudiera considerar accesible: los almacenes GUM. Este gran espacio comercial está ultraoccidentalizado: tiendas de lujo, cafés, heladerías… Dar un paseo por su planta baja no tiene complicación, aunque no es fácil moverse hacia arriba.
Lamentablemente, el resto de edificios son impracticables con silla de ruedas: las catedrales de San Basilio y Kazán son quizá lo peorcito en este sentido, ya que ni con acompañante es fácil moverse. También es inaccesible al 100% el Mausoleo de Lenin, por los férreos controles y por la configuración interior del edificio. El Museo de Historia Estatal puede ser algo más manejable con alguno de ayuda, aunque para subir de una planta a otra no hay ningún tipo de ayuda.
En definitiva, la Plaza Roja es accesible en general e inaccesible en concreto. Dicho de otro modo, recorrer la plaza y los exteriores de los edificios no supone ninguna complicación, pero el acceso a museos, iglesias y otros recintos es sumamente problemático. Además, los trabajadores de esos edificios no son especialmente receptivos, así que no parece tarea sencilla conseguir ayuda por su parte.
De todos modos, junto con el Kremlin, la Plaza Roja es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde hace 20 años. Es una visita obligada si se está en el país e incluso sólo pasear sobre sus adoquines puede justificar un viaje entero. Tiene mucho que aprender en cuanto a cuestiones de accesibilidad, y seguramente sin un acompañante sea bastante complicado moverse con independencia si se tienen problemas de movilidad, pero aun así merece la pena.
Más info sobre la Plaza Roja
Artículo | Edu & Eri
Fotografías | Edu & Eri