La Calle Arbat de Moscú

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Moscú es la grandeza de la Plaza Roja, el misterio del Kremlin y la majestuosidad de su enorme red de Metro. Sin embargo, aunque parezca mentira, en una ciudad de dimensiones colosales también hay cabida para las pequeñas cosas como un paseo sin rumbo, un café a media tarde o rato escuchando a músicos callejeros. Todo eso y mucho más es posible encontrarlo en la Calle Arbat.

vista de la calle arbat

Арба́т, si se prefiere utilizar el cirílico, es la típica avenida en la que te puedes encontrar de todo: algo así como la madrileña Gran Vía o las barcelonesas Ramblas. Quizá no haya un atractivo tangible como un palacio o un museo, pero lo inmaterial tiene una presencia mucho mayor en algunos casos. Cuando se está en un sitio tan lejano como Rusia, una de las experiencias más fascinantes puede ser ver a la gente del lugar inmersa en su vida cotidiana.

La Calle Arbat tiene más de un kilómetro de longitud, y es muy típico ir a ella por las tardes, para pasear. Prácticamente a diario se forma un gentío enorme en el que jóvenes universitarios conviven con músicos callejeros, mientras señores de avanzada edad pasean con sus mejores galas sin dejarse sorprender por trileros, malabaristas o pintores.

A ambos lados de la calle hay decenas de locales comerciales interesantes: restaurantes, cafeterías, tiendas de souvenirs… Una oferta muy interesante para relajarse y dejarse llevar por un consumismo que cada vez está más asentado en tierras rusas.

terraza en calle arbat

En lo que respecta a la accesibilidad, que es lo que aquí interesa, no hay ningún problema. Se trata de una avenida larga y ancha, sin ningún escalón a lo largo de su trazado, por lo que caminar por ella no es un impedimento. En cualquier caso, el exceso de gente puede ser agobiante en horas punta, pero eso es algo de lo que nadie está exento. Probablemente lo más complicado sea llegar hasta aquí, ya que ni el Metro ni los autobuses están adaptados. Por tanto, el transporte privado parece la única opción.

Si estáis en Moscú, animaos a saliros de lo convencional y dejaos llevar por el encanto de la Calle Arbat. Las pequeñas cosas son las que hacen de la vida algo maravilloso, y aquí es posible encontrar guiños de una cultura diferente, sorprendente y encantadora a su manera.

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