La artesana de Marlinska
Ya nos marchábamos de Marlinska tras un precioso y filosófico paseo con Eva y Romina, nuestra guía y buena amiga croata. Íbamos hablando de lo divino y de lo humano, había sido un paseo que iba mucho más allá de la belleza de un Adriático provocador con sus colores y un puertecito coqueto y acogedor, había sido un paseo de descubrimiento, había sido un momento de los que no se olvidan con esas conversaciones donde las personas llegan hasta el fondo de las cosas, donde sacan y comparten lo mejor de sí mismos. Ya nos marchábamos cuando nos detuvimos en un quiosco donde tenían una gran variedad de imanes a cual más llamativo. Pensé que era un reclamo turístico pero nos encantan los imanes que plasman el lugar en el que nos encontramos.
Eva comenzó a mirar uno por uno, con detenimiento, con tranquilidad, le preguntábamos a Romina qué imán podía representar mejor Marlinska, Romina hacía de traductora con el chico que solo hablaba croata. Habíamos elegido uno pero nos encontrabámos indecisos… el tiempo apremiaba ya que habíamos quedado a comer en otro lugar del a isla de Krk. Entonces apareció Bibiana saludándonos en un perfecto español con acento croata, cómodamente sentada en su silla de ruedas. Esta es la historia de Bibiana, la artesana de Marlinska.
Bibiana nos cuenta que aprendió español en Barcelona en un importante centro de rehabilitación. Sabe que despierta nuestra curiosidad y nos dice ¿Queréis que os cuente lo que me pasó?, previamente me pregunta qué me ocurrió por si mi historia pudiera cruzarse con la suya. Entonces comenzó su viaje por los recuerdos….
Bibiana se perdió de jovencita (ahora es todavía muy joven, tiene 35 años pero pasaría por 17) y le salió caro, demasiado caro. Bibiana traspasó el lado oscuro de las drogas, lo dejó, lo superó.. y pasado un tiempo, da igual la razón, volvió, y volvió con la misma fuerza con la que el agua rompe el dique que la retiene, con esa fuerza que se apodera y arrasa con todo que hay a su paso. Esa vuelta desatada al lado oscuro y unos falsos amigos que la abandonaron pensando que estaba muerta la dejaron en coma varios meses hasta que despertó con unas consecuencias nefastas.
Bibiana estuvo ingresada en un centro de rehabilitación en Barcelona, recorrió varios lugares de España, entre ellos Zaragoza.. Le ayudaban desde una entidad privada en la que se quedó de voluntaria porque Bibiana seguía buscando su sitió, no el que perdió sino SU SITIO en la vida… algo a lo que aferrarse, algo por lo que vivir y disfrutar de este paso efímero y hermoso que es la vida.
Hoy Bibiana ha vuelto a Croacia y trabaja de artesana en la bella ciudad costera de Marlinska en la isla de Krk. Sus manos dan forma a los diferentes recuerdos que se venden en el quiosco. Su taller está detrás, escondido como sus años felices, en un espacio improvisado con una mesa porque la silla la lleva puesta. Bibiana sigue buscando su camino, sigue buscando esa chispa que se apagó hace años y que la volvió a la vida, a una vida tutelada porque su mente no es «fiable» ni para ella misma. Ella lo sabe y cuando le digo «eres tan fuerte que sobreviviste» me dice «si, ahora te cuento sino llevas prisa» y realmente llego a pensar en algún momento si fue una suerte o una putada que saliera del coma, es solo un flash pero llego a pensarlo.
Bibiana no buscaba nada, no buscaba vender, si acaso ayudarnos con nuestras dudas y que alguien escuchara ese llanto desgarrado que la rompe por dentro cada día de su vida, no buscaba comprensión, no buscaba compasión… no buscaba nada en concreto sino compartir una de las historias más desgarradoras que he conocido. Bibiana, sin saberlo, hizo mucho más que compartir su dolor, hizo que me sintiera un privilegiado por estar allí y por poder disfrutar de la vida y de las personas.
Cuando uno viaja con la mente abierta y sin prejuicios le ocurren cosas extraordinarias. El recuerdo que comparmos en Marlinska, adquirió el valor incalculable de las historias, de las personas, de las emociones, el imán que tenemos en la nevera no es solo Marlinska, es la historia de Bibiana, es también el día que compartimos Eva y yo con Romina, es el recuerdo de un día que por siempre será inolvidable.
Gracias por acompañarme en este viaje.
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