Desafío en el Sáhara, vuelo y llegada a Marrakech

Mi desafío en el Sáhara con Yokmok Aventuras comenzó en Zaragoza donde vivimos Eva y yo.

Lo primero era tomar el AVE que nos llevaría a Madrid.

junto al servicio de atendo en la estación intermodal de zaragoza

Menos de una hora y media de viaje, los chicos de ATENDO amabilísimos me subieron e instalaron en el AVE, y con bocadillo en mano transcurrió un viaje casi sin darnos cuenta en un AVE que iba lleno debido al inicio del periodo vacacional. Viendo estas cosas uno se olvida que forma parte de un país seriamente tocado por la peor crisis económica conocida, paradojas de la vida.

Ya en Madrid nos dirigimos en taxi a la T1 del Aeropuerto de Barajas, dirigiéndonos a uno de los puntos de encuentro que AENA tiene para la atención a las personas con movilidad reducida.

persona en silla de ruedas tocando al timbre del punto de encuentro en barajas

Vinieron a buscarnos y se encargaron de facturar, pasarnos la aduana, el control de seguridad y llevarnos hasta el asiento del avión… ¡ah! y de que la silla la suban a la bodega del avión. Mil gracias por vuestra amabilidad.

Volamos con Easy Jet que tiene personal especializado en la atención a perdonas con movilidad reducida.

El vuelo transcurrió rápido, apenas una hora y media que aproveché para repasar la ruta y cosas que ver en Marrakech. El desierto desde el avión impresiona, una interminable extensión de arena, piedras y la bruma fruto de las tormentas de arena.

avión de easy jet, eva y yo en su interior y vistas aéreas del desierto

La recepción en el aeropuerto de Marrakech fue excelente, con menos medios que en España, pero sustituidos con la voluntad de hacer bien las cosas y la amabilidad. Era el atardecer cuando aterrizamos.

atardecer con silueta de un avión aparcado en el aeropuerto de Marrakech

Personal del aeropuerto me bajó del Airbus de Easy Jet con una silla estrechita y larga por la que me bajaron las escaleras, una vez en el suelo, me transferí, con ayuda a mi silla de ruedas, nos pasaron sin esperas el control de pasaporte y nos recojieron el equipaje, dejándonos en la salida del aeropuerto donde nos esperaba Bea, de Yokmok Aventuras.

Conocimos a Hassan, el guía marroquí y a Fran, otro integrante de la expedición, con nuestro equipaje partimos en un todoterreno entre el caótico tráfico de Marruecos, rumbo a Marrakech.

Por el camino descubrimos que íbamos a estar hospedados en la kasbah y, concretamente ¡en un riad!. Cómo sabéis los riads son mansiones con patio que se alzaban junto a los palacios de las ciudades imperiales, consta de un patio interior ajardinado, cuatro partes y una fuente en el centro, algo así:

Estamos en el Riad Dubay

No os imagináis la sensación que se tiene cuando atraviesas la puerta de una de estas mansiones, lo primero de todo el personal (los dueños suelen ser extranjeros y el personal, bien pagado, marroquí) amables, educados y dispuestos a ayudarme a subir las dos generosas escaleras con la mayor naturalidad del mundo (turismo inclusivo en Marrakech, ¿mola eh?), en segundo lugar el entorno: el patio, macetas, dependencias que llaman al relax.., la habitación, con impresionantes repujados, un baño de lujo con dos pilas de lavabo y una generosa bañera que se produce eco en su interior y, por último, la cenita con Eva, Bea y Fran en la terraza, a la que me subieron con el ya conocido sistema de #yomeagarroavuestroshombrosyvosotrosamisobacos que funciona genial.

cena típica marroquí

Una cena muy marroquí con la sopa de legumbres, barbacoa de cordero y pollo, unas estupendas galletas y pastelitos que acompañaron a un magnífico te que nos sirvió de excusa para ponernos al día y saber lo que comenzaba al día siguiente….

El Desafío en el Sáhara, la puerta de mi sueño se había abierto…..

puerta de salida de la kasbah de marrakech