Túnez con silla de ruedas-el norte tunecino

Nuestra aventura por Túnez con silla de ruedas continúa por el norte tunecino donde seguimos descubriendo lugares complicados y hermosos.

Estamos en el norte, y seguimos con nuestro amigo Zamek, el chofer, que ha hecho todo lo posible para seguir con nosotros. De toda la expedición hemos quedado Ivan, Conchi y nosotros dos, Eva y el escritor. Un nuevo guía sustituye a Fati que debe seguir por el desirto. Se llama Rida (insisto, escribo la pronunciación), campechano y muy simpático, nos enseña a decir hola, en árabe, ASLAMA (que ya lo seeeee, asi no se escribeee, ya lo seee). Conforme circulamos por el Norte aparece otro Túnez, otra zona, otra gente, otro clima, los matorrales y las palmeras dan paso o se mezclan con los pinos mediterráneos y los olivos, la arena rojiza del Sahara da paso a la dura roca de montaña y a la arena que el mar abandona como recompensa a los azotes que sus olas dejan sobre las costas norteñas.

Así con esta prosa poética entramos al puerto viejo de Bizerta , lo primero que llama la atención son sus tranquilas aguas y el reflejo de las casas con tonos pasteles sobre el espejo de estas aguas calmadas por la seguridad de su Kasba del siglo XVIII.

Merece la pena dar un paseito por este pequeño puerto, absolutamente llano sin barreras arquitectónicas y adentrarse hacia las calles del interior para encontraremos el mercado variopinto, con las especias, sus olores entremezclados predominando el curry y el clavo, sus frutas, con estampas que invitan a ser saboreadas.

 

 

Accederemos a todo el mercado sin mayor problema, los puestos estan muy apretados unos con otros dejando espacios justos para pasar, a cambio la amabilidad tunecina ensancha virtualmente estos espacios favoreciendo el paso de la manera más natural que uno pueda imaginarse. Es un deleite para la vista
el desfile de frutas, verduras, hortalizas….
Cada vez veo más claro la cantidad de puntos en común que tenemos con nuestros vecinos del Magreb, guste o no, es la herencia del mestizaje acaecido durante los 800 años de permanencia de los árabes en España.

Volviendo al siglo XXI me quedo maravillado con el lustre de los pescados, fresquísimos, del mercado, al cual accederemos dando un pequeño rodeo para evitar tres o cuatro escalones que nos dificultan el paso al interior.

 

Está lleno de «Bizertinos» que compran para comer tras la puesta de sol (ya os dije que están en Ramadan), curiosamente, el bullicio es en realidad un murmullo inversamente proporcional a la cantidad de gente que hay (como en España que estamos cuatro y gritamos como 40). ¡Cuanto tenemos que aprender de otras culturas y otras civilizaciones! ¡Qué importante es viajar con la humildad como equipaje principal!.
Por momentos me siento Tunecino, esta gente sin conocerme me ha aceptado como uno más… una sonrisa, una mirada cómplice…
Las vestimentas europeas y actuales se compaginan con los tocados árabes de las mujeres, mayores sobre todo pero también jóvenes en una perfecta comunión de lo tradicional y lo nuevo. ¡Me gusta Túnez! ¿a que se nota?
Pinchad en el vídeo (si os apetece, claro).

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TABARKA. LA CIUDAD CUSTODIADA POR LAS AIGUILLES

Tabarka se encuentra ubicada al noroeste de Túnez, junto a la frontera con Argelia. Las montañas del Rif Tell y el Atlas rodean a esta ciudad, dándole un microclima especial que la hacen estar rodeada de verde y de abundante vegetación.

 

Los paisajes de Tabarka son los más frondosos del país, continuando con la tónica de la Cordillera del Atlas que atraviesa el Magreb para morir en Túnez. Naturaleza, ocio y deporte son los ingredientes de esta ciudad increiblemente bella.

 

Un paseo por Tabarka para observar la fortaleza genovesa que domina todo el paisaje de la ciudad y los guardianes de la ciudad «LAS AIGUILLES» un conjunto de rocas de entre 20 y 25 metros de altura que la caprichosa erosión del mar ha esculpido en diversas formas.
El paseo es un lujazo, al alcance de todo el mundo, las sillas de ruedas se desenvuelven con facilidad salvo en la zona de Las Aiguilles que hay un suelo ligeramente empedrado que nos hará vibrar como si nos sentásemos sobre un biturbo de 2000 caballos, un disfrute.
Esta zona por sus agua calmadas es la preferida de los lugareños para bañarse y disfrutar de este Mediterraneo tranquilo y apacible.

 

 

Ya por la noche y con las obligaciones del Ramadan ralizadas, nos marchamos con Zamek y Rida a un establecimiento de la ciudad donde se junta la gente de aquí para fumarse y compartir una chicha y jugar a cartas o conversar sobre como ha ido el día.
Nosotros aprovechamos para conocer más de las costumbres y las gentes de este pais, hablamos de muchas cosas y en casi todas estamos de acuerdo, las viviendas están baratas para nosotros, intocables para ellos…. es todo tan relativo dependiendo de la parte del prisma que te toca.
La noche tranquila en Tabarka con el murmullo casi imperceptible de la gente del local, la chicha compartida y el magnífico Te moruno con piñones y el lujo de la conversación con mi amigo Zamek y con el simpático Rida.

Para pernoctar (que no se me olvidabaaaa) elegimos, por fuerza mayor el Hotel Mehari Tabarka, un discreto 4 estrellas, con una generosa piscina y acceso directo a la playa, adaptado tanto en acceso como habitación, restaurante y piscina. El trato del personal poco profesional.
Pinchad el vídeo y disfrutad con los «tabarkinos» del merecido baño vespertino.

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BULLA REGIA. LAS RUINAS ROMANAS PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

 

 

Carreteras ascendentes entre bosques y agua, mucha agua, agua por todas partes, pastos,cereales, helechos, pinos, plantaciones de tabaco, garbanzos, vacas pastando, cabras, ovejas y burros, muchísimos (no seais mal pensados joer) que son usados como medio de transporte por estos encrespados terrenos. Por estos parajes, por este otro túnez fértil y rebosante de riqueza llegamos a las bien conservadas ruinas de Bulla Regia.

 

El acceso horrible y rozando lo terriblemente difícil para las personas dependientes 100% de la silla de ruedas.

 

Escalones pocos pero de altura, terreno en desnivel, pequeños muros que hay que saltar….. lo tenemos mal. De hecho yo accedí a la primera parte quedándome en una de las antiguas calzadas después de superar dos escalones generosos y rampas imposibles de superar sin que la silla vuelque. ¡Ah! y por supuesto con la ayuda de Iván y Rida, nuestro guía. .
Podemos esperar a nuestra gente disfrutando de la tranquilidad y vistas de la zona.

 

 

 

 

 

 

 

El madrugón que nos dimos mereció la pena, pués realizamos la visita en absoluta soledad, Iván,Conchi y Eva (os recuerdo que yo me quedé por el camino) con Rida, nuestro guia de excepción, un lujo sólo al alcance de las televisiones de documentales y algún privilegiado más.

 

 

 

 

Por carreteras y paisajes similares llegamos a la ruinas de Dougga, entre olivares milenarios, en mitad del campo, en un alto desde el que se domina una amplia llanura hasta donde se une en el horizonte la tierra con el cielo.

 

El acceso es bueno hasta el centro de visitantes donde se encuentra el teatro en muy buen estado de conservación, peeeero, el coliseo, los baños, el prostíbulo…. nos lo tendrán que contar, o lo podremos ver en fotos y vídeo, por cierto aquí dejo dos.
Escaleras arriba, abajo, desniveles complicados….. opté por esperar a mi gente en el centro de visitantes, a la sombra de un árbol charlando con los regentes del pequeño bar y enterándome un poco más de cosas cotidianas.

 

 

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Vídeo del teatro

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Vídeo de los baños

 

TUNIZIA (TÚNEZ CAPITAL): MUSEO DEL BARDO.-

 

Una estancia de 15 días en un pais tan pequeñito da para mucho, así que tras el circuito realizado, decidimos tirarnos a la piscina y contratar los servicios de un vehículo privado, con conductor.

 

Dos días completos para las 4 personas, desde las 7 de la mañana hasta las 6 o las 7 de la tarde nos costo la «friolera» de 180 euros, todo incluido, siiii, todooooo, todooooo, combustible y el vicio del chófer, Handi (jandi), un chaval encantador, graciosísimo y muy amable, otro amigo, aunque entre nosotros, no seguía el ramadan, je je, que pillín, bueno pues eso también estaba incluido.

 

Así que decidimos conocer la Capital, Sidi Bou Said y la Península de Cap Bon (cabo bueno)

 

 

Comenzó nuestro recorrido por el Museo Nacional Del Bardo, por recomendación de Handí. Tempranito para evitar filas que, por otra parte, gracias al escritor, no hubo que guardar, pues al ser discapacitado, nos pasaron a Eva y a mí y, por supuesto a nuestros «acompañantes» Iván y Conchi.

 

IMPORTANTE: El museo no está adaptado, hay escaleras para las plantas superiores y no existe ascensor, para compensar el «mal trago», no nos cobran entrada y nos dedican una mirada de disculpa (todo un detalle). Aaa veeeer, vaaaaaale, es una faena, con todo os aseguro que ya querríamos que en muchos paises nos trataran como en este. Los espacios para desenvolverte con la silla son amplísimos y a pesar de la gente que siempre hay no te sientes agobiado.

 

Bien, continuando con El Bardo, es uno de los lugares con más encanto de todo Túnez, se encuentra a unos 4 kilómetros de la caótica capital. Se ubica en el antiguo palacio del Bardo (conjunto de palacios y otros edificios) y recoje la colección de mosaicos más importante de todo el mundo. Aunque los mosaicos conservados datan de diferentes épocas, la mayoría datan de los siglos II al IV. Los mosaicos se ordenan en secciones dedicadas a la historia de Túnez: a las épocas púnica, griega, cartaginense, cristiana e islámica…. De cada una de estas épocas hallamos bellos mosaicos que nos narran la historia de este bello país.

 

 

Lo que realmente llama la atención es la calidad y la cantidad de las obras expuestas. Hay tantos mosaicos que resultan incontables, inclasificables. De hecho, aun se siguen encontrando mosaicos en cada excavación.
En definitiva, un lugar imprescindible si vais a túnez. Especial y muy bello, sin duda el mejor museo de todo Túnez y uno de los más completos y mejores del mundo.

Por muy poquitos dinares (13 o 14, creo) te alquilas unos artefactos que te van explicando las exposiciones en inglés, alemán y frances, no en español, asi queee, ala a practicar idiomas.

 

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TUNIZIA (TUNEZ CAPITAL): LA MEDINA Y LOS ZOCOS.(enlace)

La Puerta de Francia nos muestra el camino para transportarnos del caótico centro de la Capital a La Medina vieja y a los zocos del interior de la misma.
Lo primero que llama la atención es el Zoco, estrecho, ajustado y angosto y, sin embargo, silencioso y fácil de recorrer.

 

Todo lo que podamos imaginar se encuentra aquí, un puesto tras otro, a veces uno sobre otro, todos van pasando por nuestro recorrido a través de un empedrado e irregular suelo haciendo que la silla de ruedas cruja y se enganche en el adoquinado, pero mi energía y motos que es Iván y la buena voluntad de los tunecinos que sin enterarte se retiran para dejarte pasar, consiguen que nuestro avance se realice camino de la Gran Mezquita.
Nos encontramos con la llamada a la oración del Muecín por lo que sólo podemos ver la Mezquita por el exterior.
Un tunecino, amabilisimo, se ofrece para que podamos disfrutar de la medina desde lo alto, desde los tejados, insiste muchísimo que le sigamos, algo indecisos «por lo que pueda ocurrir» decidimos tirarnos a la piscina y seguirle, sin darnos cuenta estamos por un enmarañado conjunto de callejuelas, patios, más callejuelas por donde apenas entra la luz… y mi silla, de repente las vestimentas turistas se convierten en vestimentas tunecinas. Estamos en el corazón de la Medina, ahí donde sólo sus habitantes y unos pocos privilegiados pueden acceder.
¡Que gran experiencia!, ¡Que oportunidad nos hubiésemos perdido si los prejuicios hubiesen ganado a la razón!.
En todo momento Ivan y Abdul (así se llama nuestro desconocido tunecino) hacen de porteadores improvisados levantando la silla, conmigo sobre ella, levantándome en volandas, superando escalones, bordillos, puertas….

 

De pronto, sin esperarlo, nos encontramos ante un patio con unas escaleras y unos azulejos de las mil y una noches, nos dice Abdul que es una antigüa casa del Sultán, ahora es un almacén y fábrica de alfombras artesanales ( no seais mal pensadoosssss, que no nos ofrecieron comprar).
Una marejada de escaleras, y más escaleras que me suben entre Iván y Abdul, llegamos a la terraza desde la que podemos apreciar la grandeza de la Medina, las destacadas
madrazas con sus tejados abobedados verdes, la Gran Mezquita que nos muestra lo que desde abajo nos negó, sus entrañas, sus intrincados rincones…. A lo lejos pueden apreciarse las otras nueve mezquitas con las que cuenta La Medina Vieja Tunecina.

 

 

 

Con Abdul aprendemos mucho, aprendemos a confiar, aprendemos que lo diferente es enriquecedor, que la mayoría de las veces nos castramos intelectualmente por nuestros prejuicios.

Vuelta para abajo, más escaleras, más y más, que ahora más cómodamente vuelven a bajarme Iván y Abdul.
Hacemos una parada para conversar brevemente con la tejedora, una señora amabilísima que nos dedica una sonrisa y una inolvidable mirada.

 

 

 

De vuelta por unas callejuelas imposibles de abandonar si no fuese por la inestimable ayuda de Abdul llegamos de nuevo al inicio de nuestra pequeña aventura, a la Gran Mezquita, la presidenta omnipresente de La Medina.
Unas fotos para el recuerdo con Abdul para quien soy «EL Sultan», según me dice entre risas y bromas, son el preámbulo de una despedida con este chaval, que no queremos que se produzca.
Debemos continuar de nuevo por las zonas más populares de la Medina camino nuevamente de la Puerta de Francia que nos hará abandonar La Medina, sus Zocos y a Abdul.
Las calles de salida corren para abajo, así que el manejo de la silla de ruedas es mucho más agil, mucho más sencillo.

 

 

 

 

 

 

En general, por los zocos te mueves bien con la silla de ruedas, el acceso a la Mezquita es por escaleras, por lo que o nos ayudan o mejor la disfrutamos desde el exterior.
Si teneis la ocasión de disfrutar de La Medina desde lo alto con ayuda, no la rechaceis porque merece la pena.

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Circulando por el centro de la Capital, caótica y sugerente

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Por el zoco.

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De compras en el Zoco.

 

GASTRONOMIA. PARA ESTOMAGOS AVENTUREROS.
A pesar de visitar Túnez en pleno Ramadán, pudimos disfrutar de la cocina tunecina, rica y variada, con especialidades de diversos orígenes resultado de los distintos pueblos que la han ocupado.
La mayoría de los platos se caracterizan por estar acompañados con harissa, una salsa realizada a base de pimientos molidos, ajo y especias y que se suele mezclar con aceite de oliva pudiéndose untar en el pan. Da un toque picante con el que se enaltecen los sabores.

Los briks son otro rico entrante, es una especie de empanada grandota que se prepara con harina, conocida como maluska, en forma de hojaldre finito, que se fríe en abundante aceite de oliva y se rellena de carne picada, pollo, marisco, atún….., sirviéndose caliente.

Dejo para el final el Tajine o Tayin, es un recipiente tradicionalmente de barro (véase fotografía y vídeo), formado por un plato hondo y una tapa de forma cónica, es de origen bereber y data del
año 5000 a.c. Sirve para cocinar en él y como envase receptor de alimentos cocinados en otras

ollas. En nuestro caso, pedimos Tajine de Pescado y de Cordero, un auténtico deleite para los sentidos, en los Tajine nos sacaron el cuscus y en unas vasijas de barro tapadas con una especie de pasta, el pescado y el cordero, el resultado está en el vídeo, esquisito, escelente, inolvidabel, cualquier adjetivo se queda corto para definir esta experiencia.

 

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SIDI BOU SAID. DONDE TODO ES AZUL Y BLANCO. (enlace)

 

Este pueblecito costero, situado en lo más alto de un acantilado con impresionantes vistas del Golfo de Túnez y algo más alla de la silueta de Sicilia, derrocha belleza y coquetería por todas sus esquinas. Casitas blancas, impolutas con puertas y ventanas de un azul intenso, puro, recorrer sus calles, sus tiendas, sus bares… es una experiencia gratificante compensando el esfuerzo que es necesario realizar por las empinadas cuestas y el suelo «perfectament» empedrado.

 

 

 

 

 

 

 

Con la silla de ruedas tendremos cierta dificultad debido a los adoquines del suelo y por las cuestas de sus calles, con ayuda podremos realizarlo sin demasiados problemas, a excepción de aquellas callecitas con escaleras, aunque, en este caso podremos disfrutarlas igualmente mirándolas desde abajo.

 

Sidi Bou Said se ha convertido en residencia de artistas, intelectuales y bohemios y ello se nota en el ambiante, respiras arte por todos los lados, en cualquier casa, en cualquier puerta, en cualquier ventana….
Las Jaulitas (enanas, pequeñas, grandes, muy grandes y XXXXXXL) son preciosas y típicas de esta localidad. Su uso, no es exclusivamente para tener pajaritos, puede dárseles el empleo que mejor os parezca. En Sidi Bou Said teneis algunos ejemplos de su utilización.

 

Si subimos hasta el final del pueblecito nos encontraremos con el Golfo de Túnez en su máxima definición, y si el tiempo está despejado podremos ver al fondo la silueta de una isla, Sicilia.
El paisaje es para quedarse prendido y no quererse marchar uno de allí. Por un lado las casitas blancas con sus ventanitas, rejas y puertas azules desde las que ver la inmensidad del Mediterraneo, y el Golfo de Túnez, encrespado y dulce.
Hasta aqui no tendremos demasiados problemas para llegar con la silla de ruedas, si exceptuamos el empedrado del suelo.

 

 

 

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LA PENINSULA DE CAB BON. EL JARDIN TUNECINO

 

La Península de Cap Bon (cabo bueno) se localiza en el estremo noreste de Túnez, es el dedito que sobresale en la parte superior derecha del mapa de Túnez.
En esta zona, fuera de los circuitos turísticos se localiza, aproximadamente el 8% de la población tunecina.
Un auténtico jardín. Aquí se concentra el 80% de los cítricos, el 60% de los viñedos y más de 1/3 de los cultivos de regadío, además olivos, frutales, ganadería bovina e industrias de transformación de productos agrícolas.

KELIBIA.

Atractivo y auténtico puerto pesquero, sin adornos turísticos, práctico para trabajar y ganarse la vida la gente que se sirve de él.
Una vueltecita sin bajarnos del coche nos hará disfrutar de este recojidito puerto y ver a la gente en el «tajo», preparando las embarcaciones, manteniendo el material y el curioso dique seco del puerto.

Por una carretera serpenteante subimos (y de que manera) a la Fortaleza bizantina del Siglo XVI, el promontorio rocoso en el que se encuentra permite tener unas vistas privilegiadas de la ciudad, la playa y el Mediterraneo.
IMPORTANTE: La Fortaleza no se encuentra adaptada, escalones altísimos, pasos estrechos… yo la recorrí pero gracias a los ingentes esfuerzos de mi amigo Iván y de nuestro amigo y chófer Handí, que realizaron un derroche de fuerza, ingenio y bondad infinita, cargando conmigo y con la silla, bueno que yo ayudeeeeee ehhhhhh, y muuuuuuuuuucho, pero bueno, el mérito es de ellos, sin duda, porque cargar conmigo sobre mi silla con 40 graditos junto al mar…. ¿a que es digno de héroes? y sobre todo de personas solidarias.
Se paga entrada para acceder a la fortaleza pero a las personas con discapacidad no les cobran, la primera parte del acceso lo podemos realizar ya que existen rampas, peeeero del aparcamiento a la entrada de la fortaleza, hay una cuestecita pronunciada y,como es de tierra, está con surcos producidos por la lluvia. Si tengo que calificar el acceso muy muy difícil y dependiendo del nivel de movilidad (recordad que, afortunadamente puedo usar muletas y caminar) imposible.

 

 

 

 

Las vistas son espectaculares y el interior de la fortaleza, poco cuidado en general, atrae por su sencillez y buen estado de conservación.

Os dejo un video de la fortaleza.

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En Kelibia visitamos la tienda de música de un amigo de Handí y nos grabó música tunecina, tanto tradicional, como disco, actual… estuvo genial, de paso conocimos un poco más de Túnez y los tunecinos.

 

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¡Ah! el vicio de la música nos costó 3 o 4 euritos y nos regaló dos pelis, la experiencia no tiene precio.

 

 

 

KERKOUANE.LA CIUDAD PÚNICA

Unas importantes ruinas bien conservadas descubiertas en 1952 y declaradas PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD en 1985.
El acceso a las ruinas es por un camino llano entre jardinas con un final precioso con el mar como protagonista.
El museo al que se accede por un escalón, es en una sola planta y el desplazamiento por el interior es sencillo. Es curioso y muy completo, merece la pena visitarlo.
Gracias a Handi tuvimos una guía privada que nos fue explicando en Inglés el contenido del museo.

 

 

 

RESTAURANTE EL DORADO. UN LUGAR CON ENCANTO

En El Haouaria, se ubica este restaurante que se encuentra en pleno Cab Bon con unas vistas impresionantes al Mediterraneo y como telón de fondo la Isla de Sicilia.
El acceso está bien para entrar con silla de ruedas y, por supuesto con muletas, si queremos comer fuera, resguardados por unos tornasoles naturales de caña, deberemos bajar un escaloncito que, con bastones no tiene mayor problema peeero con la silla deberán ayudarnos para no volcar y hacernos pupitaaaarrrr.

La cocina es extraordinaria y cuidadísima, están especializados en pescados y mariscos por unos 35 euros por pareja os podeis comer lo que aparece en el vídeo.

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Sobre estas líneas Handí, nuestro amigo y chófer, el escritor, Eva, Conchi e Iván. Estamos a pocos metros del Restaurante El Dorado

KORBOUS. DONDE HIERVE EL AGUA DEL MAR.
Otro lugar con encanto y favorito de los habitantes de Cab Bon y de los alrdedores de la Capital Tunecina.
Con sus blancas casas dispuestas junta a la desembocadura de una ría excavada en la roca, es la Aquae Calidae Carpitanae de los romanos, estación termal frecuentada por las propiedades de sus aguas que manan a una temperatura de 50-60ºC y que consiguen, como curiosidad, elevar considerablemente una amplia zona del Mediterraneo, convirtiéndose así en unas termas inmensas al alcance de todo el mundo.
Fue abandonada tras la conquista árabe y hoy ocupan las modernas instalaciones termales.
El acceso con muletas y silla de ruedas es bueno hasta la orilla del mar, una vez aquí nos movemos en aguas con poca profundidad y rocas por el fondo, sabiendo nadar y mantenerse a flote no tiene mayores complicaciones, como una piscina sin adaptar su entrada.

 

 

 

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No os perdais la granja improvisada que montamos en el renault clío tunecino de Handí.

HAMMAMET. LAS DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA.

 

Existen dos Hammamet, la turística, multitudinaria y hotelera Jazmin Hammamet, al más puro estilo mediterráneo español, donde nos alojamos, y Hammamet, la ciudad histórica de siempre, con su medina y su kasba, donde disfrutamos.
Desde Jazmin Hammamet, lo más recomendable es tomar un taxi y negociar previamente, lo que nos va a costar. El taxi nos puede llevar hasta la entrada principal de la medina, junto a la kasba.
Lo primero que nos recibe en la Medina de Hammamet es el zoco, angosto, tranquilo, y con los puestos de venta «multiservicio».

Se circula perfectamente con la silla de ruedas, por lo que os aconsejo que os perdais por sus calles, que disfruteis con sus casitas blancas, cuidadas, con suerte encontrareis algúna casa abierta con sus cuidados y decorados patios, con sencillez, pero con gran belleza, con respeto y preguntando podeis preguntar si os dejan verlo, recomiendo ayudar a tomar la decisión con una pequeña ayudita de un dinar o dos.
Sin darnos cuenta, dejaremos atras los zocos e iremos sumergiéndonos en las callecitas más auténticas, donde vive la gente, con suerte notareis el aroma de la cocina tunecina, con el curry como protagonista constante. Algunas callecitas estrechan tanto que apenas puede pasar una persona, con la silla imposible.

 

Con toda probabilidad, cuando más perdidos os encontreis por las callejuelas, aparecerá la plaza con su Mezquita, que no pudimos ver por estar cerrada (recordad que se encontraban en Ramadan y las cosas cambian muchísimo en esta época).
En un lateral de la mezquita os encontrareis un coqueto y bien ambientado café mouro, desde el que se disfruta de preciosas vistas sobre el mar. Estas vistas y el tormentón con gota fría que nos pilló, lo podeis ver en el vídeo que adjunto a continuación de estas líneas.
Tomaros un espumoso te mouro con las vistas del mediterráneo y transportaros a otra época, a otro tiempo……
Al café podeis acceder por la placita que he comentado peeeeero para acceder a la terracita debereis bajar dos o tres escaleras, con ayuda sin problema, y si quereis ser autosuficientes, volveis a la entrada de La Medina, girais para la izquierda bordeando la Kasba y accedereis directamente a este espacio. ¡Por diós que tormentón nos pilló!

 

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El atardecer en el Sáhara

 

Y la noche en el Mediterráneo, así es Túnez tres paises en uno, la aridez del desierto sahariano, la exuberancia vegetal en el norte y la claridad mediterránea en sus costas.

 

Desde la primera noche en Túnez, decidimos que el final del día era propicio para conversar de lo que fuera y con quién fuese al calor de una buena «chicha» y al calor de un espumoso Te mouro. Para los mal pensados y para mi madre si lo lee: mamaaaaaaaaaaaa que la chicha es tabacooooo, que no es cosa pecaminosaaaa.

 

En algunas ocasiones nos lo fumábamos los 24 mosqueteros» y en ocasiones todos los miembros del grupo incluido Zamek, nuestro primer chófer, buen amigo y una persona que, junto a Fatí, el guía me dejó una huella inolvidable.

fueron 14 noches inolvidables, 14 «chichas» que nos transportaban por un mar de tranquilidad y sosiego hasta la estenuación. ¡Ah!, yo dejé de fumar hace 10 años y, tras 15 días dándole a la cachimba, no he vuelto a fumar ni me ha creado dependencia. Unos dicen que sí y otros decimos que no, imagino que como todo, depende de quien lo vive.

JAZMIN HAMMAMET. LA CIUDAD ESCULPIDA AL GUSTO DEL TURISTA.

En esta zona optamos por el Hotel El Mourabi Palace, un 4 estrellas monstruoso, con más de 1000 habitaciones, perfectamente adaptado, con habitaciones igualmente adaptadas y con vistas al mar, que se encuentra a pocos metros.
Se accede perfectamente a los dos restaurantes, al Cafe Mouro, a la piscina y al gimnasio y el
Hamman. El trato del personal es magnífico y la cocina no está mal. Pero al tratarse de un macrohotel, si nos esperamos a última hora tanto para desayunar, almorzar o cenar, lo que se haya terminado no lo reponen. Es un hotel en régimen de todo incluido, cuestión que se agradece a la hora de subirte agua a la habitación, tomar te, café o alcohol nacional (no os perdais los licores tunecinos que son una caña). Aaaaaaaaa veeeeeeeeeeeerrrrrr, la «chichas» se pagaaaaan eeeeeeeeh.
Quiero aprovechar este apartado para agradecer a Fati, mi amigo y guía de la expedición todo lo que hizo por mí, hasta el punto de preocuparse porque nos dieran una buena habitación y nos trataran con una atención especial por mi discapacidad y la de Eva. Os aseguro que ese trato especial no tuvo nada que ver ni con la «pena» ni la «compasión», todo lo contrario, en todo momento nos sentimos genial, nos hicieron sentir bien, jamás tuve que preocuparme si podría ver algo o no, porque Fati, Zamek, Rida, Iván, José Luis, Fede, su pareja, Conchi, Pilar, Handí y Eva, se encargaron de que pudiera llegar….. «hasta el infinito y más allá».

 

 

Bueno… volviendo a Jazmin Hammamet, cuenta con una Medina construida hace pocos años donde se recrea una medina típica tunecina. Con puestos de venta, Restaurante, Hoteles… es enorme y bien conseguido.
En la «Medina Nueva» , como se le conoce, hay restaurantes con una gran calidad en su cocina, como podeis ver en las fotos. Pescado, Marisco, bien presentados y con unos dulces de impresión

 

 

 

 

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Unos buenos caldos tunecinos y chupitos más tarde…….. el apacible escritor, se convirtió por unos instantes en un DJ improvisado y musical…. (pinchad el vídeo por favor)

 

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La ceremonia del «te mouro» yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy

 

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La ceremonia de la «chicha» vespertina. Mamaaaaaa que solo es tabacoooo con sabor a coquitoooooooo.

Hasta aquí ha dado de sí un viaje que me ha dejado un recuerdo imborrable, por sus parajes y sus gentes.

Un viaje donde lo mejor que me ha ocurrido ha sido conocer a las personas que he tenido el placer de conocer, y hacer amigos de verdad y para siempre.

Gracias a todos por acompañarme.

Más info sobre mi viaje por Túnez con silla de ruedas: Del desierto a la ciudad de Keirouan