Denia con silla de ruedas

playa en denia

Dénia es una de las ciudades más emblemáticas de la Costa Blanca, del litoral levantino y de la costa española en general. Su fama viene dada por infinidad de atractivos turísticos que hoy sometemos al examen de la accesibilidad.

¿Qué puede hacer que una ciudad pase de 45.000 habitantes en invierno a 200.000 en verano? En el caso de Dénia sin duda sus más de 20 kilómetros de playas son la principal explicación. Las hay de todos los colores: extensísimas, como la de Les Marines; más pequeñas y concentradas, como la Marineta Cassiana; rocosas en las que bucear, como Les Rotes…

La accesibilidad en estas playas es de contrastes. En el caso de las que están enfrente del núcleo urbano, que son las de arena fina, hay medidas adecuadas para que ningún turista se quede sin bañarse por su capacidad motora: rampas e hileras de tablones de madera permiten el acceso hasta la arena. Sin embargo, en las playas rocosas no hay ninguna adaptación. En ellas la entrada para una persona en silla de ruedas es muy complicada sin ayuda.

playa en denia

Con unas playas tan variadas y extensas pudiera parecer que la ciudad sólo ofrece eso, pero nada más alejado de la realidad. Para empezar, hay que destacar lo agradable que puede ser una caminata por el puerto de Dénia (donde hay un mercado en el que se venden capturas del día) o por el propio paseo marítimo, lleno de establecimientos en los que tomar una horchata para aplacar el calor.

En lo que respecta al turismo cultural Dénia también tiene mucho que decir. En el casco urbano hay dos museos muy interesantes: el Etnológico, en el que se hace una aproximación a la ciudad en el siglo XIX; y el del Juguete, en el que se presenta la producción juguetera de la ciudad. El problema es que ninguno de los dos está adaptado y hay que subir varias escaleras para recorrerlos. Una pena y una situación que debería solventarse.

museo etnológico en denia

En cuanto a patrimonio también hay edificios interesantes, como la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción o la Iglesia de San Antonio. Son templos muy interesantes que se pueden visitar, aunque con los problemillas típicos de este tipo de construcciones como algún pequeño escalón.

Sin embargo, por encima de todo destaca el impresionante Castillo. Con un horario de apertura especialmente amplio es el lugar perfecto para muchas cosas: darse un baño de historia, escapar del calor de la ciudad, ver un precioso atardecer… No es una construcción adaptada, por lo que hay algunas zonas imposibles de visitar en silla de ruedas como la Torre del Consell (a la que se accede por una escalera de caracol).

Aún así, merece la pena la visita. Por la mayoría del enclave se puede transitar con una silla de ruedas, a pesar de que el trazado es muy irregular y hay alguna subida empinada. Lo mejor de todo son las vistas de la localidad y de la playa, perfectas para poner el broche de oro a una visita a la ciudad y a un artículo sobre la misma.

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Artículo | Edu & Eri

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