Convivencia viajera
Viajar, me ha cambiado, sentir como soy acogido en otros países, de similares o distintas formas de entender la vida, de diferentes civilizaciones. Los intercambios culturales y de costumbres me han hecho crecer como persona y como viajero. He aprendido que viajar es hacer una simbiosis con el país de destino y sus gentes, con sus costumbres y formas de vivir.
Cuando me he encontrado en situaciones complicadas, nunca me ha faltado una mano tendida, en Túnez, Argentina, Costa Rica, Grecia u otros países
Los temores a lo desconocido se superan afrontándolos, dejándonos conocer y conociendo a personas de otros lugares. Convivir es respetar y que nos respeten, es compartir, entender y aprender. Cuando me encuentro lejos de casa, por trabajo o vacaciones, encontrar una sonrisa o una cara amable es para mí como una subida brusca de energía. Esa sinergia que se produce en mis viajes entre las gentes de cada país me lleva al convencimiento de que esta es la línea a seguir.
Convivir es también enseñar y mostrar otras realidades, otras formas de ver y entender la vida. Por eso la labor de concienciar sobre una sociedad inclusiva, sobre un turismo accesible es, en definitiva, fomentar la convivencia entre tod@s, la igualdad de oportunidades en condiciones idénticas.
La convivencia requiere un esfuerzo por todas las partes, y en el caso de superar barreras arquitectónicas, de comunicación, visuales, etc, las instituciones, organismos y empresas tienen un papel fundamental, pero también las personas afectadas debemos hacer un esfuerzo por enseñar, por explicar nuestras necesidades y cómo pueden ayudarnos en los momentos de dificultad.