Buceamos en Cabo de Gata con silla de ruedas

Buceamos en Cabo de Gata con silla de ruedas aprovechando las vacaciones y descubrimos El Cortijo Subacuático, una empresa especializada en buceo adaptado.

Aprovechando nuestra estancia en Las Negras, en Cabo de Gata, he practicado buceo porque me apetecía muchísimo sumergirme en las aguas de este Parque Natural.

A través de Facebook descubrí El Cortijo Subacuático, un proyecto familiar vinculado al turismo sostenible, buceadores profesionales y especializados en buceo adaptado.

Mis compañeros de inmersión fueron Fran y Mónica. Les expliqué que estaba en posesión del Open Water Padi (es la certificación mínima para bucear de forma autónoma), les conté algunos lugares en los que había buceado y la forma de colocarme el traje.

Las instalaciones de El Cortijo Subacuático tienen rampa para acceder y espacios suficientemente amplios para deambular con silla de ruedas. Los vestuarios, duchas y baños no están adaptados de momento.

Fran y Mónica me explicaron que nos íbamos a sumergir desde la Playa El Playazo, a pocos kilómetros de Las Hortichuelas (donde se encuentra la empresa de buceo). Fue mi primera experiencia sumergirme desde tierra firme, ya que siempre lo he hecho desde zodiac y barcos.

El traje me lo coloqué en las instalaciones de El Cortijo Subacuático colocándome sentado en la silla de ruedas la parte de las piernas y agarrándome después, al cuello de dos personas mientras una tercera me terminaba de colocar el traje. Ya en la arena de la playa metí los brazos y cerramos el neopreno. Entre dos personas (agarrándome de los sobacos y de los tobillos me llevaron al agua y ahí me colocaron el chaleco y resto del equipo.

Dejamos la silla de ruedas en las instalaciones y me subieron a una furgoneta con la que llegamos hasta la orilla del mar.

Como siempre, el traje rellena de aire los espacios que mi no musculatura no ocupa y tuvieron que empujarme para sumergirme, una vez que todo el aire del traje ha salido, es cuestión de estabilizarme metiendo o sacando aire del chaleco.

Tuvimos un pequeño problema que en el vídeo no se aprecia y que solventamos perfectamente gracias a la profesionalidad de Fran y Mónica. Debido a que las tallas varían de unas marcas a otras, descubrí, ya debajo del agua que el traje me iba pequeño de cintura para arriba, al igual que el chaleco que, cuando iba lleno de aire me impedía respirar por lo que cada vez aspiraba menos oxígeno y tomé la decisión de abortar la inmersión a unos 3 o 4 metros de la superficie. Como no podíamos volver de nuevo a cambiar el traje, bajamos la cremallera (el agua estaba bien de temperatura) y soltamos los anclajes del chaleco. Así respiraba perfectamente pero no iba a ser totalmente autónomo bajo el agua ya que el peso de la botella iba a hacer girar el chaleco al no ajustarme bien. Fran que aparece sobre mi en las imágenes iba sujetando la botella de aire y Mónica iba sujetando mis pies que con el agua que había entrado y unos pesos que me había puesto previamente se iban para el fondo y me hacía bucear como un caballito de mar.

Solventado este pequeño incidente y a pesar de que el mar estaba «aburrido» y apenas si vimos unos peces pequeñitos aunque muy hermosos, la experiencia fue inolvidable, la riqueza de las aguas de Cabo de Gata se nota por las praderas de posidoneas que también podéis ver en el vídeo.

Otro sueño cumplido buceando en estas aguas que, unido a los amigos que hemos dejado allá, es seguro que volveremos.

Gracias a los amigos de El Cortijo Subacuático por ayudarme a cumplir este sueño y gracias a todos por acompañarnos en este viaje.