Te echaremos de menos Kika, hasta siempre, mi niña.

El día lluvioso en Zaragoza acompaña la tristeza que hoy sentimos Eva y yo en nuestro corazón. Kika nos ha dejado, ha emprendido un viaje sin retorno dejándonos lo mejor durante toda su vida con nosotros. Soy consciente que ha tenido una buena vida, pero nosotros con ella muchísimo mejor.

Con lágrimas en los ojos y con el corazón estrujado quiero hacer este mínimo homenaje a «mi niña» a Kika, la que me ha enseñado a respetar, a convivir, a comprender, me ha inundado de generosidad y he aprendido con ella a ser más generoso. Kika y yo nos entendíamos solo con mirarnos. A regañadientes subía conmigo en el elevador que nos lleva a la buhardilla y con su mirada me decía «pero en qué sitios me subes Miguelón». Cuando al final del día nos bajábamos a dormir, un simple «hala vamos» la ponía en movimiento y se quedaba sentadita hasta que abríamos la puerta del elevador.

Kika ha traído calor a mi corazón y a mis piernas. Cuando más frías las tenía (algo habitual en secuelas de poliomielitis) venía ella y se ponía encima a cuidarme, a darlo todo.

Wifi está triste, nerviosa, de alguna forma sabe que Kika ha emprendido un viaje sin retorno. A los tres nos queda un gran vacío, tan grande como los momentos felices que hemos vivido con ella.

Recuerdo cuando la adoptamos en 1.997, era una cosita pequeña que se movía por la casa como si la conociera toda la vida. Enseguida me «escogió» y se subió sobre mis piernas apretujándose sobre mí, costumbre que hasta hoy ha mantenido cuando ha dado junto a mí el último suspiro antes de emprender su viaje final.

La vida sigue y Wifi necesita de todo nuestro cariño, amor y atenciones porque también ella nos lo entrega todo.

No era una mascota, formaba parte de nosotros, éramos cuatro de familia: Eva, Kika, Wifi y yo.

Triste, con el corazón roto, con lágrimas en los ojos y con el recuerdo de una de las cosas mejores que nos ha pasado dejamos a Kika que ahora estará agarrándose a las cortinas azules de las nubes y eligiendo el lugar más calentito que encuentre.

Gracias Kika, gracias mi niña, por todo lo que nos has dado, por hacernos mejores personas y por enseñarnos tanto a Eva y a mí.