Begoña Fernández una viajera sin límite

Begoña Fernández, viajera sin límite junto a su hija con movilidad reducida. Una persona luchadora, con ilusión, y a la que nada se le pone por delante. En esta entrevista podéis conocerla un poco más a fondo.

Antes de responder a las preguntas me gustaría comentar que ahora mismo no concibo ningún viaje sin mi hija Silvia. Su ausencia desvirtuaría completamente el sentido del mismo y le haría carecer de sentido. Silvia va a cumplir siete años y tiene parálisis cerebral, es totalmente dependiente, pero cada día que pasa aprendemos más de su permanente sonrisa y sus ganas de vivir. Es posible que en un futuro necesitemos viajar alguna vez sin ella para desconectar del ajetreo diario, o porque el destino sea imposible para sus posibilidades, pero ahora eso es impensable.

1. ¿Recuerdas cual fue el primer viaje con tu hija?

Tras algunas pequeñas escapadas, nuestro primer viaje importante fue a Menorca en junio de 2005, justo un año después de nacer Silvia. Fue un viaje pensado inicialmente para relajarnos y descansar después de un año muy difícil lleno de sinsabores e incertidumbre, pero creo que lo más importante fue que nos permitió ser conscientes de que la niña no era ningún impedimento para viajar, que realmente debíamos seguir viajando con normalidad como habíamos hecho hasta el momento en que nuestra hija nació.
También empezamos a descubrir las “barreras” que encuentra un viajero discapacitado, no sólo las que pone la naturaleza, sino las otras mucho peores, las que provoca el ser humano. Como anécdota, en el hotel que nos alojábamos accedimos un día a la habitación que tenían disponible para discapacitados, la cual se encontraba en un lugar apartado y al abrir la ventana podías tocar un muro de piedras que no dejaba pasar el sol. Nosotros nos preguntamos ¿es que los minusválidos no pueden tener una habitación con vistas al mar?

2. Cuando viajas, ¿buscáis destinos que sean accesibles? En éste caso, cuéntanos con qué dificultades te has podido encontrar a la hora de buscar un destino, contratar un hotel, un billete de avión?.

Creo que lo principal es elegir un destino en función de tus apetencias y del dinero disponible. Nunca hay que poner barreras previamente. Se debe viajar y llegar hasta donde se pueda.
De momento, al ser Silvia pequeña, planteamos nuestros viajes sin buscar habitaciones habilitadas, ya que todavía podemos manejarla más o menos bien para el aseo y otras actividades. Aún así, sobre todo en alojamientos pequeños, encontramos problemas para los accesos y muchas escaleras. Por lo general las habitaciones suelen estar en plantas superiores y muchas veces no hay ascensores. En breve esta circunstancia será para nosotros un grave problema.
Otra aventura son los viajes en avión. No voy a extenderme aquí sobre la absoluta negligencia que se vive en muchos aeropuertos, pero cada vez que volamos con Silvia se convierte en una aventura totalmente imprevisible, lo cual me hace pensar que las compañías aéreas no tienen ningún interés en que viajen personas en sillas de ruedas. No existe ningún protocolo de actuación, o al menos el personal de los aeropuertos lo desconoce, y casi siempre dependemos de la buena voluntad para conseguir llegar con la niña hasta su asiento y no perder de vista la silla de ruedas. Es una lucha constante en cada viaje que emprendemos y hemos vivido situaciones surrealistas, especialmente en Barajas.

3. Está claro que no se te pone nada por delante, y que tu día a día es un reto superado. Y es evidente también que viajar os apasiona ¿Qué es lo que más os interesa visitar en el destino elegido de vuestras vacaciones?

Lo más importante en un viaje es la curiosidad. Siempre hay algo nuevo por descubrir, por aprender y lo único que tienes que hacer es tener los ojos bien abiertos. Es verdad que con Silvia hemos optado por destinos “urbanos”, ya que los viajes de naturaleza nos resultan más complicados y frustrantes. Cuando visitamos una ciudad nos interesa en su totalidad: su cultura, su gastronomía, sus tiendas, la vida en la calle, los mercados, la gente…..Siempre encuentras algo distinto que te enriquece. Nos encantan los museos, pero disfrutamos igual tomando una cerveza en una terraza o paseando por un parque.

4. En alguno de vuestros viajes, ¿os ha sorprendido que el destino esté totalmente preparado para personas con capacidades diferentes?

Nuestra mejor experiencia en ese sentido fue el viaje del año pasado a New York, una ciudad ideal para el turista discapacitado, sobre todo si la comparas con ciudades donde hemos estado como Roma o Lisboa. Lo que realmente destacaría de New York no es su excelente accesibilidad en la mayoría de edificios, medios de transporte y lugares de ocio, sino sobre todo la mentalidad y disponibilidad de sus habitantes. Allí la persona discapacitada no es un estorbo, sino una prioridad, y en casi todos los sitios se nos trató con gran respeto e incluso preferencia sobre el resto. Una experiencia muy positiva.

5. ¿Qué sensaciones experimenta tu hija durante un viaje?

Aunque Silvia no entiende todo lo que ve, ella percibe perfectamente el estado de relajación y felicidad de sus padres, y lo comparte con ellos. También es una niña curiosa, le gustan las cosas si se las explicas, y disfruta paseando entre la gente y, cómo no, con la gastronomía local. Obviamente a veces se aburre en visitas culturales y en días con un calendario muy apretado, pero ¿qué niño de esa edad no se aburre? Ella sí comprende el concepto de vacaciones, de ausencia de rutinas, y reconoce los hoteles y restaurantes como sitios agradables.

6. ¿Qué consejos darías a aquellas personas que, por la razón que sea, no se atreven a viajar?

El único consejo es que si quieres viajar, debes viajar. No hay que ponerse obstáculos antes de que aparezcan. Hay que disfrutar hasta donde lleguen nuestros límites y cambiar la perspectiva. Siempre es mejor viajar que quedarse sin hacerlo por miedo a lo que pueda ocurrir, el viaje es siempre una experiencia vital enriquecedora e insustituible.

Fotografías: Begoña Fernández.

Edición: Equipo Viajeros sin Límite