Argentina. De la Patagonia a Iguazú. Capitulo 1
Cuando era pequeño me impactó la historia de Darwin y su libro "Del origen de las especies" su viaje entre, otros lugares por Tierra de fuego a través del Canal Beagle y me dije que algún día viajaría a Argentina. Bastantes años después, muuuchos años después de ese sueño, lo virtual paso a lo real y me propuse el siguiente reto: Volar durante casi 13 horas sin quitarme los bitutores de las piernas que me permiten mantenerme erguido, y recorrer Argentina, desde Buenos Aires, donde todo huele a tango y dulce de leche, hasta Ushuaia, visitando la Patagonia, Los espectaculares glaciares en El Calafate, avistar ballenas en puerto Madryn y recordar la película de La Misión en Iguazú. 15 días inolvidables tanto por lo que ví y que jamás pensé que podría ver, como por la gente que conocí y que jamás soñé que podría conocer. El viaje es extenso y para evitar el cansancio al leerlo, haré una entrada por cada una de las zonas que visité.
En esta primera entrada, además de la introducción general, reflejaré cuestiones generales tanto de lo que sentí, como de lo que percibí y de cómo el sueño pudo convertirse en una pesadilla si no hubiésemos sido capaces de cambiar el destino.
Desde la Intermodal de Zaragoza nos plantamos en poco más de una hora en Madrid con el AVE en un vuelo a ras de tierra en el que los paisajes y los campos pasan tan rápidos como la vida.
El viaje no comenzó bien, ya que Aerolíneas Argentinas retrasó el vuelo prácticamente un día por razones que jamás explicaron.
En Barajas, mi mayor preocupación era que no perdieran mi silla de ruedas ya que se empeñan en darle el tratamiento de equipaje, por lo que va a las bodegas del avión…… (paréntesis para una pequeña reflexión): si la silla de ruedas es a una persona con discapacidad lo que son las piernas para otra persona sin minusvalía, ¿por qué tratan la silla como equipaje en lugar de como una parte inseparable de la persona afectada por una discapacidad?.
Desde la Intermodal de Zaragoza nos plantamos en poco más de una hora en Madrid con el AVE en un vuelo a ras de tierra en el que los paisajes y los campos pasan tan rápidos como la vida.
El viaje no comenzó bien, ya que Aerolíneas Argentinas retrasó el vuelo prácticamente un día por razones que jamás explicaron.
En Barajas, mi mayor preocupación era que no perdieran mi silla de ruedas ya que se empeñan en darle el tratamiento de equipaje, por lo que va a las bodegas del avión…… (paréntesis para una pequeña reflexión): si la silla de ruedas es a una persona con discapacidad lo que son las piernas para otra persona sin minusvalía, ¿por qué tratan la silla como equipaje en lugar de como una parte inseparable de la persona afectada por una discapacidad?.
En fin, la felicidad del momento hizo desaparecer enseguida esa desazón. Comenzaba el viaje
Más de 12 horas de vuelo nos llevaron a Buenos Aires ,al Aeropuerto Internacional de Ezeiza.Los nervios, la tensión tanto por lo que iba a ver como por lo que podía ocurrirle a mi silla de ruedas, mi otra compañera de viaje, además de Eva, afloraban en como un enjambre de abejas, en el interior de mi cabeza.
¿Como se te queda la cara cuando ya en tierra te devuelven tu silla de ruedas con los reposa pies partidos, las empuñaduras para empujar dobladas y uno de los frenos desviado.?
¿Como se te queda la cara cuando ya en tierra te devuelven tu silla de ruedas con los reposa pies partidos, las empuñaduras para empujar dobladas y uno de los frenos desviado.?
¿Os imagináis por un momento una escena kafkiana en la que alguien que espera su equipaje, le devuelven sus piernas torcidas, rotas y sin zapatos….? pues más o menos así me sentí. En un instante el sueño de mi vida se había convertido en mi mayor pesadilla.
Esas piezas rotas que se observan en las fotografías son las que sujetan y anclan los reposa pies. La cosa se ponía chunga….. muy chunga.
En fin, había que reaccionar rápido, así que como pude y sin ayuda ( Eva bastante tenía con llevar las maletas de los dos y mis bastones)pues la pedí en Ezeiza pero no me la dieron, llegué hasta el lugar de encuentro en el exterior para que nos llevaran al Hotel, no sin antes realizar la preceptiva reclamación por la rotura de mi silla (que nos referiremos a ella como "furia I"). En la espera conocimos a los que iban a ser el gran descubrimiento en Argentina, la gente que íbamos a formar el pequeño grupo de 10 personas y que merecen un apartado especial, más adelante.
Ya en el hotel, a las 9 de la tarde, derrotados por las horas de vuelo y por la herida de muerte de Furia I, nos veíamos de vuelta a España si no hacíamos algo rápidamente, así que manos a la obra conseguimos unas vendas (cinta aislante)y un pegamento de impacto, similar al loctite o super glu 3… de España.
Juntamos las piezas que habíamos recuperado y recompusimos de forma precaria el anclaje soldándolo con el pegamento y reforzándolo con abundante cinta aislante (todo cortesía del Hotel Broadway que, en las tres ocasiones que pernoctamos en él, el personal se desvivió en atenciones hacia nosotros). Así conseguimos sujetar el reposapies izquierdo, el derecho fue absolutamente imposible porque el soporte había sido pulverizado (nunca supimos que ocurrió para que me devolvieran a Furia I con esas pintas).
Con una pierna sobre otra y las dos apoyadas en el único reposa pies de Furi I comenzó nuestra aventura en Argentina, a lo largo de la estancia en este impresionante país , se volvió a romper el anclaje numerosas veces, incluso algún día más de una vez.
Creo que las malas noticias hay que darlas todas a la vez y en un "pis pas" para que una vez superado el estado de shock la recuperación se produzca de forma rápida.
Pues ahí voy… je je, si creíamos que lo peor había pasado, estábamos equivocados. En el vuelo de Ushuaia a El Calafate y tras una espera interminable en su Aeropuerto, nos dan la gran noticia "Furia I se la han dejado olvidada en Ushuaia" a pesar de mi insistencia en que la manejaran con sumo cuidado y, a pesar de haber ido con ella hasta la mismísima entrada del avión.
Afortunadamente, me la trajeron al día siguiente en otro vuelo, y, hasta entonces me dejaron una que era imposible de mover, peeeeero, como leeréis en otro capítulo, ello no fue suficiente para dejarme sin mi aventura por los Glaciares.
La pobre Furia I y su jinete (yo, por si cabía alguna duda) fuimos objeto de alguna pequeña tragedia más, como el día que aterrizamos de nuevo en Buenos Aires procedentes de Iguazú y un trabajador del Aeropuerto se empeñó que esa silla, mi Furia, era propiedad del Aeropuerto y no podía salir de allí… como imaginareis se solucionó.
Cuando parecía haber acabado todo y ya en vuelo hacia España, en Barajas nos quedaba lo peor y probablemente lo mas denigrante: El personal de Aerolíneas Argentinas se olvidó de avisar a Barajas que vinieran a buscarme con el vehículo especial adaptado con un sistema de plataformas elevadoras, así que con un agua torrencial el doblemente fatídico 20 N, me hicieron bajar del boeing 747 por unas escaleras metálicas, absolutamente mojadas y resbaladizas que por dos veces casi me hacen rodar por los peldaños.
Dicho esto, finalizo esta pequeña introducción,dejando para los siguientes un viaje que ha sido apasionante, enriquecedor y tremendamente satisfactorio en el que he aprendido a sobrevivir, he visto paisajes alucinantes y he conocido a gente maravillosa tanto de Argentina como de España.
Por último, he querido reflejar en la introducción la anécdota de Furia I para resaltar que la vida te gasta putadas, unas mas gordas que otras peeeeero, con decisión, esfuerzo y ahinco, se puede salir de cualquier situación.
Por otra parte, recomiendo a todo el mundo con o sin discapacidad realizar este viaje. A todos, recomendarles no viajar, si es posible con Aerolíneas Argentinas, lo más negativo si duda alguna de esta aventura, otras compañías que no citaré porque no he probado, también vuelan allí; para las personas con movilidad reducida que usan silla de ruedas, "al loro", insistir en que os lleven hasta el avión con vuestra silla y, una vez allí insistir en que la traten con cuidado y sobre todo, que no la descarguen con el equipaje general, y que os la lleven de nuevo al avión una vez estéis en tierra. Os va en ello vuestra libertad y vuestras piernas.