Indignación ciudadana desde mi handbike

Indignación ciudadana desde mi handbike

La política española parece un espectáculo cada vez más alejado de la realidad que vivimos los ciudadanos. Mientras unos y otros se lanzan reproches e insultos, los problemas que realmente nos afectan siguen sin resolverse. Desde mi handbike quiero compartir una reflexión sobre lo que siento: indignación, cansancio y la necesidad de que las cosas cambien.

Currículum falsos: un insulto a los ciudadanos

En los últimos años hemos visto cómo salían a la luz casos de políticos que habían adornado sus currículum con títulos que nunca estudiaron o másteres que jamás cursaron.

Ejemplos recientes

Algunos nombres fueron portada en todos los medios, con dimisiones forzadas y explicaciones que no convencieron a nadie. Estos casos no solo evidencian una falta de ética, sino también un desprecio por quienes sí luchan y trabajan duro para lograr sus metas.

Impacto en la confianza pública

Cada currículum falso descubierto es un golpe más a la confianza en las instituciones. ¿Cómo creer en quienes gobiernan si ni siquiera son honestos con su propia formación? La indignación no es gratuita: nace de sentir que se ríen de nosotros.

España se quema y nadie actúa

Mientras se discuten másteres y títulos, nuestro país arde cada verano. Los incendios se repiten y los discursos oficiales llegan siempre tarde.

Falta de medidas de prevención

La limpieza de montes, la inversión en brigadas forestales y los planes de prevención siguen siendo insuficientes. No es que no se sepa qué hacer: es que no se hace.

Consecuencias para las comunidades

Cuando el fuego arrasa, no solo se pierden bosques. También se pierden hogares, modos de vida y la esperanza de quienes viven en esos territorios. La política de reacción, en lugar de prevención, deja un sabor amargo de abandono.

Los problemas reales olvidados

Mientras tanto, el paro, la sanidad, la vivienda accesible y la falta de oportunidades para jóvenes y mayores siguen siendo los grandes olvidados. Los políticos se centran en pelear entre ellos, en lugar de escuchar lo que preocupa a la gente común.

Mi opinión desde la handbike

Desde mi handbike recorro calles, pueblos y montañas. Vivo en primera persona lo que supone enfrentarse a un país donde la accesibilidad todavía es una asignatura pendiente. Y al ver cómo se priorizan insultos y egos por encima de soluciones reales, la indignación crece.

Quiero que este mensaje sea una llamada a la reflexión. No necesitamos políticos perfectos, pero sí personas honestas que trabajen por el bien común. Y mientras tanto, seguiré usando mi voz y mis ruedas para alzar esta indignación ciudadana.

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