Rabat

torre hassanAunque ni 15 kilómetros separan España y Marruecos, hasta hace poco parecían mundos distintos. Por suerte las distancias entre ambos países son cada vez menores y gracias a una gran frecuencia de vuelos (incluyendo low-cost) es posible hacer una escapada por territorios marroquíes casi cuando se quiera. Así, en este artículo analizamos Rabat, la capital del reino alauí, prestando especial atención a todo lo relacionado con la accesibilidad.
Llegar a Rabat es sencillo, ya sea por avión (el aeropuerto está a 7 kilómetros) o por tren (perfectamente comunicado con Casablanca, Fez y Tánger). Una vez allí, para moverse por la ciudad hay dos opciones: la mala, el autobús; y la menos mala, el taxi. El bus no está adaptado en ningún caso: vehículos viejos, sin entrada accesible y atestados de gente. Por tanto, lo más viable para personas con movilidad reducida es el taxi, ya que si bien la flota no está adaptada al menos queda la opción de incorporarse al vehículo con ayuda.
En cuanto a los lugares de interés, vamos a hacer una pequeña lista indicando en cada caso las posibles barreras que pudiere haber:

• Avenida Mohamed V: en su zona colonial, plenamente accesible. Se trata del típico paseo de corte europeo con edificios tales como embajadas, bancos o comercios. El sitio es propicio para tomarse un té o un helado en sus muchos establecimientos y ver pasar a gente de toda clase y condición. Al llegar a la medina pasa a ser una calle mucho más estrecha en la que moverse puede plantear dificultades.

• Kasbah de los Oudayas: uno de los sitios más antiguos y auténticos de la ciudad. Dando algún rodeo se puede acceder sin encontrar escalones, pero en su interior hay varios tramos inevitables con muchos peldaños. Mención especial merece el romántico Café Moro para tomar un té y un dulce. Al lado está la playa, a la cual se baja por una carretera sin apenas barreras.

• Museo Arqueológico de Rabat: no es gran cosa y para colmo buena parte de la colección está en una planta superior a la que se accede únicamente por escaleras. En definitiva, sólo es accesible la planta baja y aún en ella hay que salvar algún pequeño escalón.

• Necrópolis de Chellah: impresionante yacimiento arqueológico que sin embargo está muy descuidado. Se desciende a él por una calzada en rampa que de vez en cuando presenta series de 4-5 escalones. Una vez en el yacimiento hay restos de edificios por los que se puede transitar y otros que son poco accesibles. Se podría hablar de una accesibilidad media.

• Palacio Real: aunque no se accede al interior, merece la pena visitar el entorno y tomar contacto con la parafernalia que rodea al monarca. Todo es moderno y se recorre caminando por una carretera, por lo que la accesibilidad aquí no es un problema. Eso sí, hay que llevar el pasaporte encima en todo momento.

• Torre Hassan y Mausoleo de Mohamed V: una de cal y una de arena. La torre Hassan y su entorno es un bosquecillo de columnas que proviene de los restos de una antigua mezquita. No hay ningún problema para moverse por aquí y es de los sitios más bonitos de la ciudad. Sin embargo, justo al lado está el Mausoleo de Mohamed V, que pese a ser precioso está sobre una suerte de pedestal al que se accede superando unos quince escalones. No hay ninguna rampa para subir, así que una persona en silla de ruedas sin ayuda tiene bastante complicado el acceso. Su interior, además, es un poco estrecho y puede presentar problemas para maniobrar.zocos en rabat

• Zocos: en general son calles estrechas y llenas de gente, pero transitables en sillas de ruedas. Otro tema es entrar a las pequeñas tiendas, pero los dependientes no tendrán reparos en sacar toda su mercancía con tal de vender algo. Pasear por los zocos es una bonita experiencia y obligatoria si se está en Rabat.

Esta sólo es una pequeña selección de lo más representativo de la ciudad. Sin embargo, en casi en cada rincón hay algo que puede sorprender a cualquier viajero: un pequeño jardín, un aroma, un edificio decimonónico… ¡Sensaciones sin límite!
En definitiva, como hemos dicho a lo largo del artículo hay zonas plenamente accesibles, otras con pequeñas barreras y otras en las que una persona sola con movilidad reducida no podrá entrar. Sin embargo, Rabat es una ciudad preciosa, distinta y muy animada, por lo que merece la pena hacer una visita.

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Edición | Edu & Eri

Fotografías| Edu & Eri