Cuidado con el aeropuerto de Nantes

Recientemente he viajado a Francia y es la primera vez que lo he hecho en avión… y puede que sea la última y no por la compañía aérea de la que no voy a hablar porque no es mi norma, sino por los protocolos de atención a personas con discapacidad que he encontrado al menos en los aeropuertos de Nantes y Rennes donde aterricé y despegué, respectivamente. Por cierto, y antes de avanzar, intencionadamente he borrado el nombre de la compañía aérea de la foto ya que quiero dejar claro que el desastre que hoy voy a contar aquí, tiene que ver exclusivamente con los nefastos protocolos en dos aeropuertos franceses, que cada palo aguante su vela.

Los aeropuertos son la primera toma de contacto con el destino cuando llegamos por aire, y como tales, deberían esforzarse en aportar a los viajeros una experiencia inolvidable que reforzara la decisión de haber volado a ese lugar y no a otro.

Parece que a los aeropuertos de Nantes y Rennes esto les da igual ya que a los viajeros con silla de ruedas o cuya movilidad reducida nos impide salir y entrar por nosotros mismos del avión, lo hacen bajándonos o subiéndonos por las empinadas y peligrosas escaleras, dependiendo de dos personas que te levantan en el aire tal y como se muestra en la foto de portada y te bajan o suben, por lo que un tropiezo, o un desequilibrio del viajero que va sentado en ese engendro puede provocar en el mejor de los casos un susto, en el peor… podéis darle riendas a la imaginación.

Para los que no estén familiarizados con los protocolos de atención a personas con discapacidad en los aeropuertos, os dejo un post que podéis ver pinchando aquí, pero resumiendo, en España AENA se hace cargo de ti desde que entras al aeropuerto hasta que te dejan en el asiento que te corresponde en el avión o viceversa si aterrizamos, acompañándonos en la facturación, en el paso del control, etc, además si el avión no está en el «finger» (el tunelito ese molón que tanto nos gusta a todos) existen camiones con plataformas donde nos suben y nos llevan hasta el avión por una de las puertas de la tripulación.  Así es en los países de Europa a los que he volado que ya son muchos, y así es también en lugares como Marruecos, Jordania, Costa Rica o República Dominicana. Y, hasta ahora pensaba, que también en Francia, y quizás lo sea en algún otro aeropuerto. ¿Porqué en Nantes y Rennes no lo es?. En España, que hacemos muchas cosas mal pero con estas cosas hemos acertado, a todos los aeropuertos que he volado, los protocolos no varían sea el aeropuerto de Adolfo Suárez (siiii, el de Barajas), El Prat, Almería o, incluso Zaragoza, mi tierra.

A todo esto hay que unir que en Rennes (de donde despegué para volver a España) desconozco si también en Nantes y otros aeropuertos franceses, nadie te ayuda para facturar ya que no existe el servicio como en AENA, sino que es el propio personal de la compañía aérea quien, media hora antes del despegue te acompaña para pasar los controles (rezar para que no ocurra nada que os retrase), te deja en la zona de embarque y te dice que «en un rato» alguien vendrá a buscarte para subirte al avión (con la silla esa tirada por dos humanos), lo que crea ansiedad y mucha inseguridad porque si se olvidan de ti te quedas en tierra. Comparando con AENA y otros lugares del mundo. Estos protocolos de atención a personas con discapacidad lo lleva personal de aeropuerto preparado y que exclusivamente se dedica a estas cuestiones.

Conozco Nantes cuya experiencia os invito a que veáis pinchando aquí, y os aseguro que es una de las ciudades que conozco que más se lo han currado en accesibilidad, con tanto gusto que, unido a su belleza y arte, no me importaría vivir allá, entonces, porqué «la cagan» de esta forma tan miserable?. No me vale que me digan que es legal, que está homologado en la Comunidad Europea y bla bla bla. También es legal que los eurodiputados cobren 8.000 euros al mes y es repugnante.

Por si algún sesudo dirigente francés responsable de estos menesteres lee este post, entérese de algo, somos un colectivo de millones de personas en Europa (40 0 50, que no nos ponemos de acuerdo) que viajamos acompañados y somos fieles a los sitios que nos tratan bien y nos sentimos libres, sino lo arreglan por humanidad, háganlo por interés, cojones, que somos un colectivo que dejamos pasta en los destinos. Pero si eso le parece insuficiente, piense que mis euros tienen el mismo valor que los de usted por tanto, me merezco el mismo trato que cualquiera.